Nací en la ciudad de casualidad porque la comadrona de mi pueblo que atendió en casa a los partos de mis hermanos ya se había jubilado. Jugué mucho en la enorme azotea y en la calle y en el campo y en la playa, siempre rodeada de gente buena. Cuando volví de la Universidad, fui periodista durante un tiempo. Ahora también lo soy aunque ya no lo tengo tan claro. Fui esposa y madre. Ahora soy madre. He conocido a gente buena y mala, como todo el mundo. He reído y llorado, como todo el mundo. Me he enamorado y desenamorado, como todo el mundo. Sigo adelante, como todo el mundo.