Diego de León
Bajar al hormiguero me pareció siempre ir en la cadena de una fábrica. Escaleras de metal no hay en mi pueblo.
Avenida de América
Todos se parecen, como gusanos en la arena. Comparten ese olor a goma y a humanidad.
República Argentina
Acogen miradas cansadas de madrugones tan fríos como monedas en el suelo o como el saludo de la taquillera.
Nuevos Ministerios
Cuerpos que se balancean bajo el neón de los carteles, cautivos en vagones que cierran puertas, arrancan, aceleran, giran, frenan, abren puertas, cierran puertas, arrancan.
Cuatro Caminos
Acentos extraños. Jotas desgarradoras y eses desconocidas aprendidas en hogares parecidos al mío, al fin y al cabo.
Guzmán el Bueno
Todavía aquel chaquetón de cuadros. Botas camperas. Carpeta bajo el brazo llena de apuntes que estudiar y olvidar.
Metropolitano
No hay niños. No hay bebés en carritos. Cabeceo apoyada la cabeza en el cristal de la ventana que solo da a oscuridad.»Próxima estación…». Preciosa voz robótica de mujer desconocida y familiar.
Ciudad Universitaria
Subo al verde, al aire. Y todo el futuro está a mis pies.