Recuerdo perfectamente el día que mi hermano me explicó qué era la muerte. Eran las cinco de la tarde y pasábamos la tarde aburridos en la casapuerta. Mi calle daba a la iglesia y las campanas repicaban a duelo.
Recuerdo perfectamente el día que mi hermano me explicó qué era la muerte. Eran las cinco de la tarde y pasábamos la tarde aburridos en la casapuerta. Mi calle daba a la iglesia y las campanas repicaban a duelo.