Digo fuego y las amapolas se abrazan y me acusan
Siento frío y una serpiente se acomoda en mis tripas
Tengo miedo y la niña con trenzas me toca la espalda de mármol
Grito un susurro estéril y el teléfono me mira con pena
Respiro hondo mientras intentan jugarse mi futuro al parchís
Digo mar y la arena se acerca a mi puerta
Rompo el horizonte y tú te quejas de los cristales rotos
Pero la libertad, esa libertad, ya es mía
Sin palabras ni comentarios, como siempre me dejas.
Té superas en cada texto, en cada palabra. Las siento como mias
Me gustaMe gusta
¡¡¡Muchas gracias, Mila!
Me gustaMe gusta