Cuando rompas el billete de vuelta y tires al fuego retales de tardes enfurecidas.
Cuando descosas el vestido de promesas hecho a medida y rasgues las sábanas que tocaron sus pies.
Cuando confundas miradas y olvides canciones.
Cuando destruyas el rincón en el que se esconden los reproches.
Y pises, al fin, el prado.
Entonces, sacúdete el rencor de los hombros y camina como si fueras lluvia y tu cuerpo fuera el universo.